miércoles, 15 de julio de 2009

La otra cara de la ciudad: La pluma del policía

SIEMPRE QUISE BAILAR COMO EL NEGRO DE BONEY M, un título divertido para una novela con vocación de vieja escuela. Un tipo duro, muy duro, recorre la ciudad de Barcelona, de fondo a fondo. De alto fondo a bajo fondo, sin saber muy bien donde está cada uno. Pocas veces la posición moral viene marcada por el dinero. El ego del protagonista compite en tamaño con la torre Agbar y al menos, en ésta entrega, parece salir victorioso en ese juego peligroso, y a veces gratuito, que es provocar. Secretaria bella y eficiente que merece ser protegida y ayudante peculiar y voluntarioso completan el terno eterno al que la Novela de detectives nos tiene acostumbrados. No en vano el autor; policía de día por tradición y nutrición, Jose Luis Romero confiesa que Hammett, Chandler y McDonald son sus referentes.
Sorprende como de la sarta de manporros, a las que parece ser adicto Risto Conrado (no confundir con Mejide http://pensandodemasiado.blogspot.com/search/label/Risto%20Mejide) , ha podido resguardar las neuronas. Complementar sinapsis intracerebrales, wisky, sexo y mandobles parece ser imposible. Pero para eso está la ficción y por eso la leemos.
No sólo de ficción vive el ser humano y la novela parece nutrirse de las vivencias reales acumuladas en dos décadas de ejercicio policial. La experiencia académica y profesional del escritor no sé si es la causa, o el efecto, de algunas de las afirmaciones vertidas a lo largo de la trepidante peripecia del ex guardia Civil: «Barcelona es una ciudad donde la violencia no respeta ni a los viejos ni a los niños, una ciudad donde la vida en su estado natural es cruel y a veces sucia, una ciudad donde reina una batalla sin cuartel de todos contra todos y donde los más fuertes y los más sinvergüenzas avasallan a los más débiles.». Sentencias como la que antecede jalonan el texto ágil y no son pocas las escenas en las que se describen violentas melées que no tienen nada de deportivo. Supongo que uno ve la vida según con lo que tercia cotidianamente, no creo que la ciudad sea tan violenta y tal vez por eso aún se disfruta leyendo novela negra. Leeremos, sin duda, las próximas entregas si tenemos ventura de que se produzcan por que nos gusta la ciudad, nos gusta la vieja escuela y los tipos que lo pueden todo.

pensando demasiado

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