Estuve visitando el Archivo Histórico del Hospital de la Santa Creu i de Sant Pau para documentarme. Me atendió su encantadora archivera Pilar Salmerón. Me aclaró infinidad de dudas y saltos de fechas que yo tenía en las cronologías sobre el Manicomio de la Santa Creu, ubicación donde transcurre mi próxima novela. Merece la pena acercarse y OIR a Pilar; la Historia brota de sus labios con la misma naturalidad con que lo hace el agua en el nacimiento de un río, como si hubiese nacido para ello.
Nuestro encuentro no sólo versó sobre la información que yo había ido a buscar, sino que nuestra charla también dio para meter baza sobre errores garrafales en los trabajos de documentación de nuestros escritores Best Sellers. También me enseñó las golfas, el piso superior del archivo, un lugar en el que Pilar se ha dejado el alma y donde descansa el grueso de los tesoros de la Santa Creu. Un rincón maravilloso donde perderse y que alguien, torticeramente, ha calificado de “desván”.
¿Quizá porque pretenden llevarse el Archivo Histórico de Sant Pablo?
A Pilar se le rompía el alma con sólo pensarlo.
Gracias Pilar.
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