La komisaría del norte

RECETA CONTRA EL ASCO Y LA VERGÜENZA

He leído por ahí, en algún sitio que ahora no recuerdo porque la memoria ya me falla (por eso siempre llevo papel y un boli), que hay algunos tipos que "sin motivo aparente", viven la vida acomplejados. Aunque eso sí, de lo que públicamente vacilan, y eso cada dos por tres, es de su virilidad. La que querrían tener, porque presumo que si sienten alguna palpitación entre las ingles seguro que tan sólo se trata de un antiguo reflejo. ¡Que erección! Quizá estén mal follados, o sólo tengan mala folla. Pero unos dicen sentir náuseas, dígase asco, otros vergüenza y otros asco y vergüenza a la vez. ¿Sienten algo de verdad? Seguro que se trata de una rara emoción transitoria, problemas mal enfocados, qué sé yo... no soy psiquiatra pero quiza la vida no es un lugar al que todo el mundo pueda adecuarse con facilidad. Por tal motivo, y con la finalidad de ayudarles, desde este modesto espacio quiero aportar mi granito de arena; para apaciguar el desasosiego, la pena y el hastío de toda esa gente "amiga" que sufre en el mundo, la mayoría faltos de cariño. Y ayudarles con mi particular receta de ponche casero.

Se coge el asco y la vergüenza, toda la que se tenga, y se tiran al vaso de la batidora, sin miedo. Luego se le añaden cojones, todos los cojones posibles, y pasamos la mezcla por la batidora. Un poco de azúcar para sacar ese sabor agrio y ácido que queda algunas veces, una rama de canela (que no canelo), para el regusto, y ya está preparado.
Truco: hay quien le añade un poco de café con leche. En ese caso yo aconsejo echar toda la mala leche de la que uno disponga, yo lo hago así. Y finalmente sólo queda batir y servir.

El resultado será un tío sin complejos, bien avenido y cojonudo.
Os lo aseguro tíos, después de beber uno de estos ponches, pegaréis un pedo mayúsculo y veréis la vida y a vosotros mismos de otra forma.
Sin acritud, amigos.